La biblia cristiana, lectura practicamente obligatoria en nuestra cultura occidental, es un libro pilar de nuestra historia (nos guste o no), sin embargo, la misma historia de la biblia se torna difusa por decirlo menos; no solamente se cuestiona la veracidad histórica de los textos bíblicos, sino que también la selección de aquellos, los distintos cambios que ha sufrido, las múltiples traducciones, sin contar que los mismos lenguajes en los que fue escrita, ya resultan complejos para los traductores de todas las épocas. En resumen, interpretar correctamente este complejo libro resultaría una tarea titánica que necesitaría décadas de estudios, de interpretaciones, de apoyo histórico fidedigno y de relaciones ineludibles con otros textos sagrados.
Sin embargo, ¿dónde encontramos un grave peligro? pues las manipulaciones sobre un libro, TAN IMPORTANTE PARA TANTA GENTE, obviamente acarrea consecuencias nefastas; el hecho que numerosos pasajes de esta biblia bendigan la muerte, usura, lujuria, destrucción, etc se contradice totalmente con otros mensajes de amor, comprensión y bondad; claramente hay quienes mienten y tratan de influir con tal de lograr sus oscuros propósitos.
A continuación, algunos pasajes donde la sed de sangre de Jehová, justifica y ampara claramente la masacre de la cual es víctima hoy en día el pueblo Palestino, ya que no es primera vez que este ídolo predica y fomenta masacres a su nombre. Para muchos, una muestra más de que el cristianismo y sus iglesias son lacayos del Sionismo Internacional; para otros, una muestra más que Viejo y Nuevo Testamento son totalmente incompatibles, y de que aquella entidad no es el Dios que muchos conocen. Cada uno es libre de tomar la postura que desee.
Hoy comenzaré á poner tu miedo y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán, y angustiarse han delante de ti.
Y tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, y mujeres, y niños; no dejamos ninguno.
Y Jehová nuestro Dios entregó también en nuestra mano á Og rey de Basán, y á todo su pueblo, al cual herimos hasta no quedar de él ninguno.
Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán.
Todas éstas eran ciudades fortalecidas con alto muro, con puertas y barras; sin otras muy muchas ciudades sin muro.
Y destruímoslas, como hicimos á Sehón rey de Hesbón, destruyendo en toda ciudad hombres, mujeres, y niños.
Y tomamos para nosotros todas las bestias, y los despojos de las ciudades.
Irremisiblemente herirás á filo de espada los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella hubiere, y también sus bestias á filo de espada.
Y juntarás todo el despojo de ella en medio de su plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su despojo, todo ello, á Jehová tu Dios: y será un montón para siempre: nunca más se edificará.
Empero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida; Antes del todo los destruirás: al Hetheo, y al Amorrheo, y al Cananeo, y al Pherezeo, y al Heveo, y al Jebuseo; como Jehová tu Dios te ha mandado
Cuando salieres á la guerra contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos,
Y vieres entre los cautivos alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti por mujer,
La meterás en tu casa; y ella raerá su cabeza, y cortará sus uñas,
Y se quitará el vestido de su cautiverio, y quedaráse en tu casa: y llorará á su padre y á su madre el tiempo de un mes: y después entrarás á ella, y tu serás su marido, y ella tu mujer.
Empero guardaos vosotros del anatema, que ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, porque no hagáis anatema el campo de Israel, y lo turbéis.
Mas toda la plata, y el oro, y vasos de metal y de hierro, sea consagrado á Jehová, y venga al tesoro de Jehová.
Entonces el pueblo dió grita, y los sacerdotes tocaron las bocinas: y aconteció que como el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, dió el pueblo grita con gran vocerío, y el muro cayó á plomo. El pueblo subió luego á la ciudad, cada uno en derecho de sí, y tomáronla.
Y destruyeron todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, mozos y viejos, hasta los bueyes, y ovejas, y asnos, á filo de espada.
1 comentario:
Excelente e ilustrativo post. Siempre he pensado que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios típicamente judío: cruel, vengativo, y ladrón. Totalmente incompatible con el Dios Cristiano. Cristo no era judío sino nazareno, una etnia aria como numerosos estudios demuestran.
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