6 de Junio de 1944, más de 250.000 solados y 50.000 vehículos participan en la operación conocida como "DÍA D", nombre con el que se conoce el desembarco de Normandía llevado a cabo por las tropas aliadas durante la Sgunda Guerra Mundial.
Casi un cuarto de millón de hombres son arrastrados hacia la conquista de Europa, cientos de miles de jóvenes guiados por una sed de sangre, sed de un odio irracional hacia un enemigo que la inmensa mayoría ni siquiera conocía o tenía interés alguno de ser su verdugo y agresor.
Las playas de Normandía, en la costa de Francia, fueron tomadas sanguinariamente, a pesar de la férrea y heroica resistencia de los defensores de Europa, del Reich y de la libertad; ante tamaño enemigo todos los buenos esfuerzos de aquellos gloriosos soldados alemanes fueron en vano. Al enemigo no le interesó que hayan sido acribillados decenas de miles de sus soldados, o que estratégicamente tal operación sería una carnicería, no, ellos, sus nobles líderes que son glorificados en los libros de historia, buscaban un espectáculo dantesco que bañara de sangre y llenara de temor al mundo entero.
De tal forma, los aliados del comunismo, quienes combatían al III Reich en el frente oriental, juntaron fuerzas y destruyeron a la única esperanza de la humanidad frente al reino de caos, miseria y degradación donde nos encontramos ahora.
El odio fomentado hacia el III Reich, las presiones de la juderia internacional y los sabios líderes de la democracia vieron sus frutos aquel día, llevar la guerra a Europa, y con ello arrastrar a toda una generación de jóvenes hacia un destino sin gloria y a una guerra sin honor, hacia otra de las tantas guerras inmorales, ilegales y repudiables que crea EEUU.
Cuesta poder comprender el valor y el coraje del cual se armaron los defensores de Europa en aquella jornada, frente al horror inicial de ver cientos de buques y naves enemigas, y desde ellos reales hordas sanguinarias, de cientos de miles de máquinas de matar movidas por un odio irracional; pero ante ello, miles de nobles soldados del Reich dieron sus vidas, con tal de defender sus posiciones y a Europa.
Miles y miles de soldados enemigos, pertenecían a países que jamás habían sido atacados por Alemania en este conflicto, países que atravesaron la mitad del mundo para complacer la sed de sangre de Jehová, y que bajo ningún punto de vista veían comprometida su seguridad por parte de Alemania.
Finalmente, aquel día debe ser recordado como el día del inicio del fin de la libertad, de lo bello en este mundo, y de todo vestigio de grandeza humana; es el día del alzamiento del mal, de las fuerzas de la oscuridad atacando a la luz; es el día, en que los nuevos amos de la humanidad comenzaron a trazar la nueva esclavitud mundial.
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